Donde Dije Digo, Digo Diego

Hace tiempo escribí sobre lo mal que se nos da, a casi todos, dar consejos.

Decía que mucha gente cuando da consejos los da desde su propia perspectiva y no desde la del aconsejado, que es lo correcto.

Este error lo trasladamos a nuestra empresa, motivo de pérdida de ventas.

En este artículo que estas leyendo voy a escribir sobre otra actitud que también es muy general y que también trae muchos problemas cuando está mal gestionada.

Como todas las generalizaciones, seguro que no hago justicia a todo el mundo, pero de lo que hablo en este artículo, ocurre mucho más de lo deseado.

Me refiero a

 

Lo Poco que Nos Conocemos

Pongo un contexto genérico.

Un conocido nos cuenta una experiencia que le ha ocurrido y como la resolvió.  Para bien o para mal.

A lo que nosotros, viendo los toros desde la barrera, le replicamos que lo ha hecho mal y que nosotros en su situación hubiésemos hecho otra cosa, que casualmente siempre creemos que es la correcta.

Y como la vida es así, a veces nos encontramos en la misma situación de nuestro conocido y respondemos igual o peor que él.

Sobre todo, respondemos distinto de lo que dijimos que haríamos.

Un ejemplo concreto, totalmente hipotético, pero que seguro hemos vivido todos.

Estamos en un bar tomando el aperitivo y llega un amigo, hermano, vecino, cuñado o la que quiera que sea la relación que nos une.

Al preguntarle qué tal le va, nos empieza a contar que está harto de su empresa y de su jefe.  Que les obliga a trabajar horas de más pero no se las paga y les amenaza con el despido si no trabajan esas horas de más.

En esos momentos, cómodamente recostados en la barra del bar, nos sale el justiciero que todos llevamos dentro y exclamamos airadamente que nosotros nos enfrentaríamos a la injusticia.  Pasase lo que pasase.

Decimos que nosotros no nos dejaríamos abusar de esa manera.  Que plantaríamos cara al jefe. Que sin cobrar no trabajo ni un minuto de más… Y muchas otras cosas.

Pero cuando llega el momento de la verdad, agachamos las orejas y también dejamos que se aprovechen de nosotros.

No hemos parado a valorar la situación de nuestro conocido, no hemos empatizado con él/ella, que le ha llevado a dar una respuesta totalmente fuera de su realidad y de la nuestra.

Hemos dado nuestra opinión desde nuestro contexto y no desde el de la otra persona.

(Como he dicho antes es un ejemplo, que nadie se me dé por aludido.  Pero todos debemos reflexionar sobre esto.)

 

En tu Empresa Haces lo Mismo

Quizá ahora, si aún sigues leyendo el artículo, te estés preguntando que a cuento de qué hablo de esto en mi blog, que trata sobre empresas y estrategias.

Pues porque esa actitud también la llevamos a nuestra empresa.

No tenemos en cuenta el contexto de nuestros clientes con exclamaciones como esta:  – “el cliente no me compra porque no sabe lo que es bueno de verdad”.

No tenemos en cuenta el contexto de nuestros trabajadores con exclamaciones como esta:  – “sólo vienen a trabajar por el dinero, la empresa les da igual”.

(Todavía hay empresarios que se sorprenden porque sus trabajadores no quieren trabajar gratis.)

No tenemos en cuenta el contexto de nuestros proveedores y colaboradores con exclamaciones como esta:  – “yo soy el cliente y tendrán que hacer lo que yo quiero”.

Me he encontrado a muchos empresarios, directivos y mandos intermedios que basan decisiones en lo que ellos piensan que harían, pero que, cuando estén en la situación real, no harían lo que dicen que harían.

Esto lleva a crear estrategias empresariales totalmente nefastas y fuera de la realidad.

Estrategias de (tomando el ejemplo de más arriba) barra de bar.  No reales y realistas.

También se pueden crear estrategias de barra de bar en un despacho rodeado de expertos y de MBAs.

 

Conócete a Ti Mismo

Esta es la frase que presidía el Oráculo de Delfos.  El Oráculo más reconocido de la antigüedad porque durante varios siglos dio miles de oráculos “sin errar”.

Quizá el mejor de los consejos que dio, al menos que no era ambiguo ni interpretable, es el de conocerse a sí mismo.

Conocernos bien.  Saber de verdad cómo vamos a reaccionar antes situaciones, es el primer paso para vislumbrar cómo van a reaccionar otras personas ante esas u otras situaciones.

Cuando intuimos cómo van a reaccionar otras personas es cuando podemos, ayudados por herramientas, adelantarnos y crear productos y servicios que sean los que realmente van a ser consumidos por nuestros clientes.

Un conocimiento profundo y cierto del contexto del cliente, revela las necesidades que tienen o los beneficios que quieren cubrir.

Lo mismo pasa con el resto de la red de contactos que tenemos en nuestra empresa.

Lo más importante de una empresa son los clientes, cierto.  Pero sin trabajadores (si los tienes) nuestra empresa no puede funcionar.  Ni sin proveedores.  Ni sin colaboradores.

Todos tienen su contexto.  Todos tienen su lucha interior, sus necesidades.

Tu función como empresario o directivo es descubrir el contexto de todos y hallar el punto de equilibrio.

Es posible que no imaginases que esta fuese una de tus funciones como empresario, pero así es.

No es tarea fácil, lo sé.  Porque empieza en el conocimiento de uno mismo, algo que a muchos asustará al encontrarse lo que va a hallar dentro de sí mismos.

Tarea difícil la que te dejo para estos días.

 

Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!

Luis

 

Imagen de Ben White

 


 

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