El Menú de tu Madre No Puede Ser Mejor que el de tu Restaurante

Esta situación la he vivido yo esta pasada semana.

Estaba en un restaurante de menú diario y llegó el dueño a la hora de comer.  Preguntó por el menú de ese día y no le convenció mucho.

Como, al parecer, su madre vivía cerca, dijo que iría a ver qué es lo que tenía su madre para comer, por si le apetecía más.

Esto ya me dejó descolocado.  ¿Cómo puede ser que teniendo un restaurante propio haya opciones fuera que te gusten más?.

Aunque sea la comida de tu madre.

Pero esto no fue lo peor.  Lo peor es que no volvió, así que asumo que las opciones de menú que había fuera de su restaurante, eran mejores que la suya.

Supongo, querido lector, que ya has llegado a la misma conclusión que yo.

Si prefiere otros menús al suyo, ¿por qué causa mística cree que sus clientes no harán lo mismo?

¿Cómo puede ser que no ofrezca todos y cada uno de los días el mejor menú (en relación al precio) posible?

Y por el mejor menú no me refiero al más costoso o sofisticado, sino al más apetecible.

Este dueño debería pararse a pensar en esto y trabajar sobre ello.

Yo entiendo, porque a mi también me pasa, que estar siempre pensando en aportar valor todos y cada uno de los días es muy costoso a nivel intelectual.

Tener que estar en una carrera constante de ser mejor cada día cuesta mucho.  Sobre todo porque muchos de los días terminamos frustrados ya que no lo conseguimos.

Pero, yo creo, que es la manera de conseguir llegar a la meta.

 

A Nosotros También nos Pasa

No pensemos –“como yo no tengo un restaurante a mi no me aplica”.

Sí, claro que nos aplica.  A todos y cada uno los que tenemos una empresa, también a los directivos y, por supuesto, los trabajadores no quedan fuera de la mejora constante de su aportación de valor.

¿Cuando sales fuera de tu empresa ves algo que te genera un pinchazo en el estómago? 

Han descubierto que, además de en el cerebro, también tenemos neuronas en el intestino, como parte de nuestro sistema nervioso periférico.

Por lo tanto, aunque no sea un segundo cerebro, haz caso a esos mensajes de tu cuerpo.

No puede ser que, de forma totalmente sincera, sino no sirve de nada, en otras empresas ofrezcan algo mejor a nuestros posibles clientes que nosotros.

¿Ofrecemos algo que transforme la vida a nuestros clientes?

Y por favor, por favor, por favor, no nos vayamos a la excusa fácil del dinero, o de la falta de él que tenemos.

¿Nuestros productos y servicios son interesantes?  ¿O sólo son uno más?

Si encontramos algo fuera de nuestro negocio o empresa que nos gusta más hay algo que estamos haciendo mal.

Si compraríamos a otros antes que a nosotros… tenemos un problema.

Y no caigamos en el argumento simple de decir que nos compraríamos a nosotros, sólo por el echo que compramos a precio de coste.

 

La Rutina es Nuestra Enemiga

Todo lo que he escrito más arriba es muy bonito e ideal.

Una serie de ideas teóricas que quedan muy bien por escrito en algún tipo de conferencia pero que después hay que poner en marcha.

Y eso es lo realmente difícil.

Porque es un camino que debemos recorrer cada uno de nosotros.

No existen guías, ni claves, ni 10 pasos para… No existe una fórmula secreta.

Lo que sí existen son metodologías de trabajo y mentalidades que nos permiten crear marcos generales sobre los que poder realizar ese camino de búsqueda.

Una búsqueda que debemos realizar nosotros porque cada uno tenemos nuestra respuesta única e individual.

No intentemos acoplarnos en las respuestas de otros.

Conozcámoslas.  Estudiémoslas.  Analicémoslas.  Aprendamos de ellas.  Aprendamos del éxito de los demás.

Y después descartémoslas para buscar nuestra respuesta.

Caer en la rutina diaria es fácil y sugerente.

Nos inventamos argumentos para ello.  Nos engañamos voluntariamente a nosotros mismos para justificar nuestra apatía.

Echamos la culpa a la crisis, al gobierno o a quien pase por delante.  Echamos la culpa hasta a nuestros clientes porque “no saben que lo bueno lo tengo yo”.

Estarás conmigo en que ese no es el problema.  El problema es que no tenemos lo que quieren nuestros clientes.

 

Para Terminar

Es difícil volver a hacer magia.

Volver a empezar.

Trabajar de nuevo en una Propuesta de Valor que vuelva a enamorar a nuestros clientes.

Entrar de nuevo en la Nada.  Ese lugar oscuro y frío que destruye todo (parafraseando a Michael Ende en La historia interminable).

Con la necesidad de, como Atreyu, vencer a la Nada para volver a dar vida al reino de Fantasía.

Porque lo que tiene magia no necesita trucos.

 

Un saludo y ¡qué tengas una fantástica semana!

Luis

 


 

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