Pocos Ven la Luz Desde el Principio

Es muy frecuente en entornos de emprendimiento, sobre todo de startups, que pongan ejemplos de gente joven que ha triunfado con su primer proyecto.

A veces lanzan frases del tipo: “Si a los 20 años no sabes lo que quieres nunca lo conseguirás“.

Es lógico, tienen que motivarles a seguir adelante.  Pero, en mi opinión, esta no es la realidad.

Es curioso, yo tengo casi 42 años (aunque aparento casi 41) y me cuesta hacer una reflexión más o menos nítida de lo que quiero.  No lo tengo muy claro.

Y es que la mayoría de los empresarios de éxito han llegado a donde están después de un largo y duro camino dando tumbos hasta encontrar EL camino que seguir.

Estadísticamente hay muchos más emprendedores de éxito con 40-50 años que con 20.

¿Por qué?  Para mi la respuesta es muy sencilla (y no digo que sea la correcta, sólo digo que es la mía), porque tienen experiencia.

Hace unos meses escribí un artículo en el que decía que prefería la buena actitud a la experiencia y lo sigo prefiriendo.  Pero terminaba el artículo diciendo que prefiero las dos cosas juntas.  Y lo sigo prefiriendo.

Cuando pasas de los 40 y decides emprender tienes muchas más probabilidades de triunfar que si emprendes a los 20.

A los 40 tenemos quince años de experiencia profesional a cuestas que nos hace ser mucho más conscientes de como funciona el mundo en realidad.

Con 20 años nuestra visión del mundo es muy idealizada.

Por supuesto, casos hay que chavales y chavalas que con 20 años tienen la cabeza muy bien amueblada y un gran sentido de la realidad.  Pero seamos sinceros, esto no es muy común porque de joven es el momento de ser idealista y revolucionario.

 

No te Pasa Sólo a Ti

La mayoría de nosotros emprendemos después de llevar mucho tiempo pensándolo y dándole vueltas en la cabeza.

Algo pasa entre los 35 y los 45 años.

Ya no buscamos el reconocimiento social:  una buena carrera, un buen puesto, mucho dinero… donde crear una familia es secundario.  La satisfacción personal la encontramos fuera de nosotros.

A partir de los 35-45 buscamos el reconocimiento interior: hacer lo que queremos hacer, estar a gusto con nosotros mismos.  La satisfacción personal la encontramos dentro de nosotros.

¿Será la famosa crisis de los 40?

No lo sé (yo creo que sí), pero en este momento estamos en el mejor momento de nuestras vidas.  Con 40-50-60 años.

Tenemos experiencia y una ración extra de actitud ante la perspectiva de lo desconocido.  Ante ese abismo que se abre bajo nosotros y que cruzamos sobre una cuerda sin red de protección.

Con la familia y amigos diciéndonos si estamos locos por dejar un buen puesto en una multinacional para abrir una tienda de alquiler de bicicletas de montaña en el pirineo oscense (por poner un ejemplo…).

Y es que la magia se encuentra fuera de la zona de confort.

No nos importa trabajar de sol a sol todos los días del año porque estamos tan ilusionados como un niño con zapatos nuevos.

Lo que nos importa es alcanzar nuestro sueño.

 

El éxito no llega rápido.

La mayoría tenemos que, en el mejor de los casos, pivotar y coger otro camino del que habíamos pensado inicialmente.

En el peor de los casos muchos han tenido que cerrar negocios y empresas que no han funcionado, algo que ocurre con frecuencia.

Por poner un ejemplo, los fundadores de PayPal cambiaron siete veces el modelo de negocio hasta encontrar el que funcionaba bien.

(Ahora no voy a hacer apología del fracaso, algo que está muy de moda en el mundillo del emprendimiento y de lo que no estoy en absoluto de acuerdo.

Sí, del fracaso se aprende.  Pero se aprende mucho más del éxito, propio o ajeno.)

En mi opinión sólo hay una manera de saber si nuestra idea gusta al cliente… y es presentándoselo al cliente.

Preguntándole si es lo que quiere y cuánto estaría dispuesto a pagar por ello.

Sí, estas son dos frases muy básicas y muy obvias… que no todos siguen para crear sus emprendimientos… ni siguen para actualizar sus empresas en declive.

La aparición de metodologías ágiles como el Mapa de Empatía del Cliente, como el Lienzo de Propuesta de Valor, como el Mapa de Viaje del Cliente y otras más ha facilitado enormemente estos trabajos.

Enfocarte en los gustos y necesidades de tus futuros clientes es gracias a una disposición básica para el éxito de tu negocio:  tener mentalidad de dueño.

Así que no te inquietes demasiado si no ves la luz desde el principio.

Nos pasa a la mayoría.  Es más, muchos no ven la luz hasta que ya han llegado a su destino.

Porque un túnel no es más que una cueva con una luz al final.

Es probable que la salida esté detrás de un recoveco que impide que llegue la luz.

¡Vamos a buscar por la cueva hasta que se convierta en un túnel!

¡No te desanimes!

¡Sigue adelante!

Si me permites un último consejo, ve a reuniones de networking con otros empresarios.  No sólo para hacer contactos, sino para coger ánimos y energía con otras personas que están en tu misma situación.

 

Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!

Luis

 


 

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