Vivimos en un mundo ultradinámico. Cada vez tiene que ser todo más y más rápido. La velocidad puede ser una ventaja competitiva en algunas ocasiones. Pero no siempre.
Déjame ponerte una metáfora:
¿Cómo esta más rico un cocido madrileño (comida típica de Madrid – España) hecho en 30 minutos en una olla exprés, o un cocido madrileño hecho durante 3 horas a fuego lento?
Obviamente el cocinado a fuego lento.
Esto de cocinar a fuego lento se está perdiendo en los negocios.
Las empresas cada vez lo quieren (¿necesitan?) todo más pronto. Diseñan estrategias para conseguir esa cuota de mercado que han establecido como objetivo de forma rauda y veloz.
Unas estrategias de negocio y de marketing a corto plazo con los pies de barro, que se sustentan en modas pasajeras o en información poco contrastada.
Se busca a toda costa crecimiento. – ¿Y la rentabilidad de la empresa? – Bueno, eso no importa tanto…
Acciones apresuradas para ser los primeros en el mercado en lanzar algún producto o servicio.
Todo esto es una carrera a corto plazo.
El problema de las carreras de corto plazo es que tienes que ir buscando carreras en las que competir cada poco tiempo.
Y empezar de nuevo.
La carrera importante es la del largo plazo
Conocer bien a los integrantes de tu red de contactos: clientes, proveedores, colaboradores, empleados. Pero esto lleva tiempo.
Actualizar constantemente el conocimiento que obtienes de tu red de contactos.
Hace unas semanas escribía en este artículo que el conocimiento como tal carece de valor, en el sentido de ventaja competitiva.
El valor, la ventaja competitiva, es lo que hacemos con ese conocimiento. Cómo lo aplicamos para aportar más valor a toda nuestra red de contactos.
Conocer realmente cuales son los beneficios que quieren conseguir nuestros clientes o qué frustraciones necesitan resolver.
Pero no sólo a los clientes. Nuestros proveedores también quieren conseguir sus beneficios y resolver sus frustraciones. Y también nuestros colaboradores y empleados.
¿Por qué no aportar algo de valor a toda la comunidad, no sólo a clientes, proveedores, colaboradores y empleados?
La comunidad (entendida como el ámbito social que nos rodea) también es parte de nuestra red de contactos, así que tenemos que cuidarla también.
Establecer tu filosofía a través de tus valores y de tus principios. Que te posicione en tu comunidad. Que las personas de tu red de contactos sepan en todo momento como vas a reaccionar.
¿Sabes que el comportamiento genera comportamiento? Pues sí. Así que según cómo te comportes tú con ellos (tu filosofía), así se comportarán ellos contigo.
La amabilidad y la consideración son gratis. GRATIS. Estos dos valores mueven montañas.
Mantenernos fieles a nuestra filosofía crea seguridad. Y la seguridad establece las bases para la confianza, que es el germen de la actividad comercial y empresarial. Si no confían en nosotros, nunca nos comprarán.
Comunicar nuestra historia (nuestra filosofía) de manera que llegue a las emociones de nuestra red de contactos.
Tenemos que dar a conocer al mundo lo que somos y lo que hacemos, pero lo más importante es por qué lo hacemos (nuestra filosofía).
Si quieres ver un ejemplo de por qué, te invito a leer el mío.
Crea tu propia cultura
Con todos estos factores del punto anterior creamos nuestra cultura. Una cultura que hay que cocinarla a fuego lento para que coja todo el sabor.
Son factores intangibles que elevan el beneficio neto de la Cuenta de Resultados de nuestra empresa o de nuestro puesto de trabajo.
Esta cultura es por lo que merece la pena luchar y esforzarse (siempre con esfuerzo inteligente).
Como digo en el título del artículo, lo que merece la pena lleva tiempo. Y la cultura, tu cultura, merece la pena.
Como dijo Peter Drucker:
La cultura se come a la estrategia en el desayuno.
Mi recomendación: Crea tu cultura. Ese es un trabajo importante y que merece la pena hacer.
Ya seas empresario, emprendedor, profesional independiente, trabajador por cuenta ajena, estudiante o desempleado. Crea tu cultura y difúndela a los cuatro vientos.
Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!
Luis
¿Tienes Estrategias para Poner al Cliente en el Centro?
Puedes incrementar el servicio, la productividad, el conocimiento, el cambio y la rentabilidad de tu empresa. Te ayudo a identificar lo que añade valor a tus procesos, a tus productos y servicios y potencia el trabajo de tu equipo.
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