Seguro que tú, igual que yo, has oído muchas veces que no nos enamoremos de nuestro producto/servicio.
Dan todo tipo de argumentos racionales perfectamente deducidos y que, desde el punto de vista racional, no les falta razón. Y yo no se la voy a quitar. Al menos la razón racional.
En mi opinión, la razón y la pasión son como el agua y el aceite, las puedes remover al principio y que parezca que están juntas, pero con el tiempo se terminan separando.
Como decía el psicólogo y neurocientífico Antonio Damasio:
El homo sapiens no es un animal racional que tiene emociones, sino un animal emocional que puede pensar.
Y es que si no nos enamoramos de nuestro producto/servicio no tendremos la pasión suficiente y necesaria para sacar nuestro proyecto adelante.
Lo que no debemos hacer nunca es perder la percepción de la realidad y no tener los pies en el suelo. De esto hablo en la última parte del artículo.
Como decía el filósofo Blaise Pascal:
El corazón tiene razones que la razón no entiende.
Esto es la visión de ese trabajo importante que conseguimos hacer con nuestro producto o servicio y que nadie más puede ver al principio.
No me imagino a Steve Jobs sin enamorarse de su producto, ni a Henry Ford, ni a Anita Roddick, ni a Coco Chanel, ni a Pablo Picasso, ni a tantos y tantos otros.
Según la séptima acepción que da la RAE de amor, este es:
Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.
Pasión
La pasión es el motor que hace que luchemos contra viento y marea para seguir trabajando en dar a conocer y vender nuestro producto o servicio.
La pasión nos da las fuerzas suficientes para trabajar tantas horas en el proyecto.
La pasión nos permite afrontar todas las recomendaciones en contra de nuestro entorno para que no dejemos ese trabajo seguro o para que no invirtamos todo nuestro capital. O para no ceder a los consejos de presentarnos a una oposición.
La pasión es la que nos permite no aceptar todas esas opiniones negativas sobre el producto o el proyecto porque sabemos que tenemos la razón. Es difícil transmitir nuestra visión.
La pasión es lo que nos ayuda a permanecer fuera de la zona de confort.
En definitiva y por resumir algo que ya conoces, la pasión nos da el empuje necesario para crear una empresa que nos permita ganar el dinero suficiente para conseguir nuestros sueños.
Con los Pies en el Suelo
Esta parte es fundamental.
No creo que sea incompatible con estar enamorado de nuestro producto/servicio. Pero sí reconozco que es fácil dejarnos llevar por el amor y estropearlo todo.
Que no nos pase como a la empresa que pidió consejo a Homer Simpson para diseñar el coche que quieren los americanos…
Intuimos una manera novedosa y disruptiva de aportar un beneficio a la comunidad. Pocos lo verán (si tienes la suerte que lo vea alguien más) pero estamos seguros de nosotros.
No debemos obsesionarnos con que tenemos la razón absoluta en la manera de plantear la solución. Posiblemente nuestra intuición sea buena, pero hay que plantearlo de otra manera.
Para tener un negocio funcionando y operativo tienes que cumplir varias condiciones, por ejemplo, tener la mentalidad correcta, que sea financieramente viable y que esté bien dirigido…
Tenemos que averiguar si el cliente realmente quiere lo que le ofrecemos. Y esto te lo digo por experiencia propia.
Es posible que hayas detectado un problema en un grupo relativamente grande de personas. Incluso es posible que reconozcan el problema. Eso no quiere decir que vayan a gastar dinero en solucionarlo.
Aquí es donde tenemos que sacar nuestro lado racional. Analizar tranquila y pausadamente la información que nos va llegando. Dejar a un lado nuestro ego y crear algo grande.
Para tener los pies en el suelo recomiendo aplicar metodologías ágiles que han surgido en los últimos años como el mapa de empatía, el mapa del viaje del cliente contigo, la propuesta de valor, el modelo de negocio y otros más…
Conclusión
Tú eres el que tienes la visión. Tú sabes lo que quieres conseguir. Tú sabes que puedes hacer cosas importantes.
Apasiónate por tu proyecto. Enamórate de tu producto. Ten los pies en el suelo. Cambia lo que tengas que cambiar. Y sigue adelante.
Cuando yo estudiaba nos decíamos una frase entre nosotros:
Si alguien te dice que tienes cara de camello no le hagas caso pero si te lo dice una segunda persona, mírate al espejo.
Quiero decir que no hagas caso a todos los clientes porque cada uno te pedirá cubrir sus necesidades. Tienes que hablar con una cantidad suficientemente grande de clientes como para que los resultados tengan valor.
Esto aplícalo cuando recibas feedback de posibles clientes. Los consejos de otros que no son clientes analízalos y, si crees que tienen razón, hazles caso, sino no.
Pero los clientes siempre tienen razón en lo que quieren o no quieren. No te obceques en intentar vender algo que nadie más quiere, como el coche de Homer Simpson.
Busca un nicho de clientes que quieran lo mismo.
Si la mayoría del feedback que recibes de clientes es negativo tienes que hacerte esta pregunta: ¿Estás trabajando con el nicho de clientes adecuado?
Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!
Luis
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