El síndrome del Día a Día Me Come o DDMC es ese por el que nunca o casi nunca puedes avanzar en las cosas importantes para tu negocio, porque las cosas urgentes pero poco importantes no te dejan tiempo.
Sobre este síndrome me hablo por primera vez Antonio Herrero, fundador de Smart Attitude, el día que nos conocimos. Y me pareció un nombre muy apropiado para definir esta situación que le ocurre a mucha gente.
En el síndrome del Día a Día Me Come caemos nosotros inconscientes pero voluntariamente por la “obsesión” de hacer nosotros las tareas y así ahorrarnos dinero.
Pero lo que hacemos es gastar tiempo, nuestro tiempo que nunca volverá, en tareas que son improductivas en vez de utilizar nuestro tiempo en realizar tareas productivas y rentables.
Nosotros, como dueños de negocios, nos tenemos que esforzar para centrarnos en realizar tareas que sirvan para el desarrollo del negocio.
Es difícil librarse del Día a Día me come
En algún momento todos hemos tenido el síndrome del Día a Día Me Come, sobre todo en las fases iniciales de nuestro negocio.
Y los que lo hemos pasado sabemos lo difícil que es librarse del él.
El síndrome del Día a Día Me Come te atrapa como en una tela de araña y no te deja escapar. Y si lo intentas “por la fuerza” más te atrapa.
Para librarte del síndrome tienes que utilizar el Esfuerzo inteligente, del que ya he hablado en alguna ocasión.
Algunas soluciones
Te ofrezco algunas ideas para poder librarte del síndrome.
Una de las cosas que te recomiendo hacer es adquirir hábitos, buenos hábitos. Es importante que entre tus prioridades esté ser más productivo.
Y el hábito/solución más importante que tienes que adquirir es el de tener al menos 2 horas cada día para poder trabajar a pleno rendimiento en el desarrollo de tu negocio.
2 horas en los que puedas entrar en “la zona” (ese momento en el que eres 200% productivo, en el que avanzas a toda velocidad). Ya sabes que luego tienes otros momentos del día en el que casi no avanzas. Esto es así.
Lógicamente siempre tendrás tareas más administrativas de las que no te podrás librar. Estas tareas, además de reducirlas al mínimo, déjalas para los momentos del día en que no estés en “la zona”.
Tanto si trabajas sólo como si trabajas con otras personas establece una franja de 2 horas al día en las que nadie te puede molestar, ni siquiera si se está cayendo el cielo sobre nuestras cabezas.
Con esto además consigues que las personas que dependen de ti, en caso de tener, sean más autosuficientes ya que necesitarán ser ellos los que tomen decisiones. Gran fuente de motivación, por otra parte.
Otro hábito/solución es realizar una lista con las prioridades de tu negocio.
Esta lista tienes que revisarla regularmente porque las prioridades pueden ir cambiando junto con la situación externa, de modo que tengas que ir actualizando las prioridades para mantener el foco en tu objetivo.
Por ejemplo, en estos momentos tu máxima prioridad te hace tener una línea de trabajo más individual, pero surge la oportunidad de realizar una colaboración que puede ser muy beneficiosa para tu negocio a corto plazo.
En este caso, si decides realizar esa colaboración, tu prioridad cambia.
Cada prioridad tiene una serie de tareas asociadas a realizar.
Haz cada día una lista de las tareas/hitos que debes realizar si o si para ir consiguiendo esa prioridad.
Una lista de tareas/hitos que serán en los que te centres cuando estés en “la zona”.
Y más importarte aún, haz una lista de las tareas que no vas a realizar tú, porque estas tareas son las que te hacen tener el síndrome del Día a Día Me Come.
Para poder conseguir estos dos hábitos busca información sobre productividad interna. Uno de los mayores expertos sobre éste tema es Berto Peña.
Y si te estás preguntando que si no haces tú las tareas de la lista de tareas que no vas a realizar tú ¿Quién las va a realizar?
Para esto te recomiendo otro hábito/solución. Delegar.
Este hábito está sustentado por la productividad externa de la que te hablé hace poco en Productividad externa o la otra cara de la moneda.
Últimamente está surgiendo uno nuevo tipo de profesional que son los Asistentes Virtuales.
Son personas que, gracias a la tecnología, pueden realizar muchas de esas tareas que no debes realizar tú, directamente desde su oficina (o desde su casa).
Contrata los servicios de un Asistente virtual. Será uno de los dineros mejor invertidos de tu negocio.
Pueden gestionarte el correo, la agenda, la documentación comercial (facturas y esas cosas de “papelajos”), crear tus presentaciones y muchas cosas más.
Yo te recomiendo Secretariasenlinea. Cristina y Rosa Ana hacen un trabajo fantástico… y además son unas chicas majísimas.
Para terminar. Decide lo que es importante para tu negocio y reserva tiempo único y de calidad para trabajar sobre ello. Esto será lo que lleve tu negocio hacia delante.
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Luis
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