Dirigir una Empresa no es Hacer Labores de Gestoría

Dirigir una empresa no es estar sentado rodeado de papeles.

Debes tener una mente abierta y dejar de pensar así.  O al menos, no es sólo hacer esas cosas.

Dirigir una empresa se puede definir como las tareas y acciones que tú, como dueño de tu empresa, tienes que realizar para sacarla adelante durante muchos años.

Para esto debes realizar varias y diversas tareas.  Además de todo lo implícito de tu empresa, esto es:

  • Tienes que fabricar tus productos.  Obviamente.
  • O tienes que prestar tus servicios, si tu empresa es de servicios.
  • También tienes que desarrollar nuevos productos y servicios para ir actualizando tu empresa y capturar nuevo valor del mercado.
  • Por supuesto tienes que vender.
  • Contratar personal, si tienes empleados; o llegar a acuerdos con colaboradores.
  • Formar y motivar a esos empleados y colaboradores.
  • Tienes llevar a cabo tus acciones de publicidad y marketing para intentar aumentar los clientes.
  • Y seguro que se te ocurren mil tareas más que tienes que hacer.  No voy a seguir para no hacer una lista interminable.

Si paras un momento a analizar esta lista te darás cuenta que todo se basa en dos de las tres patas fundamentales de un negocio.

  1. Vender.
  2. Productos o servicios.

Pero falta una tercera pata que normalmente no se suele desarrollar.  Y es fundamental hacerlo porque las tres patas funcionan en simbiosis.  Si una de ellas falla, antes o después, tu empresa morirá.

 

Gestionar es Dirigir una Empresa

Esta tercera pata es la gestión.  La gestión de tu empresa.

Que son todas esas tareas que tienes que hacer para la planificación, ejecución y control de tu empresa.

Analicemos brevemente cada una de las tres patas por separado.

Vender está bien, por supuesto.  Si no vendes no entra dinero en tu negocio.  Tienes que aprender a emplear técnicas de venta o debes tener a alguien que venda por ti.

Si no vendes, tu empresa se hunde.

También tienes que tener un buen producto o servicio que de soporte a esas ventas.  Si sabes vender muy bien pero tus productos y servicios no hacen lo que dices que hacen, a medio plazo tu empresa también se hundirá.

Entonces, si sé vender bien y tengo productos o servicios buenos que dan soporte a mis ventas ¿no debería ser suficiente?

Pues no, porque además de los ingresos (ventas) también tienes que controlar los gastos.

  • Conocer el margen de beneficio que tienes con cada producto o servicio.
  • Saber si estas consiguiendo esos márgenes o no.
  • Dominar tus gastos.  Gastos fijos y variables.  Gastos directos e indirectos.
  • Comprender cómo se mueve el dinero dentro de tu negocio.
  • Dominar el ciclo de maduración y de caja.

Si estas pensando: “bueno, ya gestionaré cuando tenga dinero”… haz lo que quieras, pero casi seguro que nunca llegarás a tener el dinero suficiente para decidirte a gestionar.

Y no porque no sea más que una excusa, que lo es.  Sino porque también será algo real.  Gastarás mucho más de lo que crees y tu negocio nunca despegará.

Como dice el título y el primer párrafo de este artículo, muchos dueños de empresa piensan que dirigir una empresa es sólo esas tareas aburridas y anodinas que no gustan a casi nadie.

Pero son tareas que se tienen que realizar si quieres que tu negocio siga funcionando.

Las labores de gestoría, que sin duda son necesarias, que las haga la gestoría, que es su trabajo (esto no tiene ánimo peyorativo, es que es su trabajo y cobran por hacerlo).

Pero una cosa es que la gestoría realice las liquidaciones de impuestos o las nóminas y otra muy distinta es que te desentiendas completamente de los números de tu negocio.

No todos los gestores se preocupan lo suficiente por sus clientes para ir más allá del simple trámite administrativo e informarte y avisarte a tiempo si tu negocio esta haciendo aguas.

Y ya no sólo es que te avise.  También es que tú tienes que saber de qué te está hablando tu gestor.  Tienes que aprender a hablar el mismo idioma que él, aunque sea a un nivel de principiante.

Para esto he hecho una clasificación de los tipos de gestión que se pueden realizar en tu empresa.

 

Gestión Activa vs Gestión Pasiva

Voy a empezar por la segunda, por la Gestión Pasiva.

La gestión pasiva son todas esas tareas de gestión que puedes dejar en manos de un tercero (en el que confíes) y desentenderte casi completamente.

  1. Contabilidad.
  2. Nóminas.
  3. Laboral.
  4. Fiscalidad.
  5. Protección de datos.
  6. Etc.

Hay otras tareas de gestión que sólo tú puedes hacer, con ayuda de asesores, consejeros o como quieras llamarlos.  Pero dependen en última instancia de tus decisiones.

  1. La estrategia a seguir.
  2. Los estándares de calidad que tendrán tus productos y servicios.
  3. Las inversiones a realizar.
  4. Los gastos en los que incurrir.
  5. El control de la tesorería de tu negocio.
  6. El análisis del beneficio o pérdida de cada año
  7. La definición de perspectivas y acciones a realizar para alcanzarlos.
  8. Y afrontar el futuro según llega porque (lo más seguro) no tiene nada que ver con lo que has previsto.

Como ves, estas y otras tareas también son gestionar un negocio.  Y debes hacerlas tú.  Ni siquiera delegarlas en nadie.  Si no sabes hacerlo sólo asesórate con especialistas, pero la decisión final es tuya y sólo tuya.

Puedes delegar las ventas y luego controlar que se venda según tus directrices.

Puedes delegar el desarrollo y fabricación y ejecución de tus productos y servicios y luego controlar que se hagan según los estándares de calidad que tú has definido.

Pero no delegues nunca las decisiones que tú y sólo tú debes tomar.

Y, por supuesto, no dejes nunca de gestionar tu empresa, con la gestión activa, porque es la única manera de que las tres patas fundamentales de tu empresa sigan funcionando siempre.

 

Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!

Luis


 

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Más Cultura Popular que No nos Deja Progresar

Hace unos meses escribí un artículo sobre la cultura popular que no nos deja progresar. Esos refranes (a mi me gustan mucho los refranes, encierran mucha sabiduría), dichos o mentalidades que a los empresarios y autónomos nos hacen mucho daño.

En este artículo veraniego (en España), quiero traeros otros cinco dichos que no aportan mucho ni a los empresarios ni a los emprendedores.

Así que como en la foto, coge un helicóptero y aléjate de estas mentalidades tóxicas.

 

Trabajar de sol a sol

Este es un concepto muy arraigado sobre todo en autónomos y profesionales independientes.

Hay que trabajar muchas horas, aunque no se tenga vida personal… porque así “me creo y hago creer” a mi círculo cercano de personas que es que estoy muy implicado con mi empresa/negocio/proyecto.

Y es que hay muchos pequeños empresarios y autónomos que así lo piensan.  Que montar un negocio es cuestión de hacer muchas horas de trabajo.

En las fases iniciales de tu negocio es cierto que tienes que echar muchas horas.  Pero no es hacer horas por hacer.  Sino porque hay muchas tareas que realizar y, normalmente, no se tiene dinero para pagar a otros porque hagan esas tareas.

En un negocio hay dos variables: tiempo y dinero.  Si no tienes dinero, tendrás que echarle tiempo.

El problema con esta mentalidad es que no se cambia cuando el negocio empieza a hacer dinero.  Y en lugar de pagar a otro para que haga esas tareas que no nos dejan avanzar, suelen seguir haciéndolo ellos.  Porque claro, como hay que hacer muchas horas para estar implicado con el negocio…

Esto de trabajar de sol a sol viene directamente de esa mentalidad del esfuerzo entendido como sacrificio.  Y trabajar por trabajar sin una dirección correcta no lleva a ningún sitio.  Es andar en círculos que no te lleva a conseguir ningún logro.

Trabajar muchas horas lo único que te va a llevar es a estar mucho más cansado.  A trabajar peor.  A estar mucho más irritable por el cansancio.  Y a deteriorar tu salud (que es lo más importante que tenemos).

Tienes que trabajar mucho, sí, pero aplicando el esfuerzo inteligente.  Meditando sobre lo que estas haciendo, considerando constantemente si estas en el camino correcto o no.  Esto no es trabajar muchas horas sin motivo, sino que es cuestión de ser productivo.

Ir como gallina sin cabeza no te hace ningún bien.

Ya sabes que yo no soy de los que defienden que hay que trabajar mucho.  Yo defiendo que hay que trabajar bien.

Piensa, reflexiona, valora, analiza, toma perspectiva y reduce tus horas de trabajo.  Elimina tareas que no te aportan ningún valor.

 

A quien madruga Dios le ayuda

Este ejemplo de cultura popular que paraliza está muy relacionado con el anterior.  No habla de trabajar muchas horas (aunque lo lleva implícito), pero si habla de que por la mañana se trabaja mejor.

Bueno, gran parte de la población es más productiva por las mañanas.  Pero si tú no lo eres, no pasa nada.  Encuentra el momento del día en que eres más productivo.

Eso sí, oblígate a que unas horas al día coincidas con el resto de la humanidad.  Recuerda que tienes que vender.

Un ejemplo.  Bob Dylan graba sus discos por la noche y no es que le haya ido precisamente mal.

Encuentra tu momento y quítate la mentalidad de madrugar si no va contigo.

 

Es mejor dar que recibir

Tampoco estoy de acuerdo.

Lo mejor es dar y recibir.

El mundo está formado por dualidades.  El día y la noche.  El yin y el yan.  Éxito y fracaso.  Dar y recibir.

No se puede romper esa dualidad.  Sí que es cierto, así lo creo, que para recibir primero tienes que dar.  Pero recibirás en la misma medida que has dado.

Eso de que vas a recibir sólo una parte de lo que das no me lo creo.  Dios, el Universo, o como quieras llamarlo, es justo y te recompensará en la misma medida que tú seas generoso con los demás.

Esto no quiere decir trabajar gratis.

¿Qué es lo que puedes hacer por ayudar a otros desde tu negocio, incluso sin tener beneficio directo (porque seguro que en el futuro te llega ese beneficio)?

 

Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer

Esta es la escusa, una de ellas, de los que no quieren avanzar.

Avanzar implica tener que conocer cosas nuevas.  Tener que aprender y salir de la zona de confort.

En estos momentos quedarse parado es llamar a la muerte para que se lleve tu negocio.  Eso de pensar que

aún hay gente que le gusta lo que hago/vendo, no voy a renovar mis procesos/tecnología.  Sólo tengo que aguantar hasta que pase esta crisis y volvamos a la situación anterior.

No niego que sigas vendiendo.  Es un hecho.  ¿Pero facturas lo mismo que antes?  Seguro que no.

Actualizarte no significa que tengas que incorporar tecnología súperavanzada que se queda totalmente fuera de tu control.  Pero tampoco es lo contrario, que es seguir con los procedimientos de cuando empezaste.

Por actualizarte me refiero a que salgas a la calle y observes a la gente.  Obsérvanos detenidamente y date cuenta de cómo hemos cambiado nuestros hábitos de selección, elección y compra.  Y adáptate a los nuevos tiempos.

Intenta ser objetivo con lo que ves.  No pongas delante los filtros de tus creencias porque en ese caso distorsionas la realidad y te creas una paralela que será la que a ti te guste y que te sea más confortable.

 

La curiosidad mató al gato

Más zona de confort.

Esta es otra mentalidad de los que no quieren avanzar, como los que tienen la mentalidad anterior.

Pero también es la mentalidad que tienen muchos de los que no quieren emprender o autoemplearse y prefieren la “seguridad” de ser empleados de una empresa.

En el mundo de hoy, trabajar para ti mismo es realmente el camino más seguro, y trabajar para una empresa se ha convertido en una de las propuestas más arriesgadas.

Abre caminos.  Nuevas vías para hacer lo que te gusta.  ¿Hay algo que sabes hacer que te demandan mucho en tu círculo cercano de personas?  Porque si es así, posiblemente puedas ganar dinero con eso.  Aunque a ti te parezca fácil, posiblemente a otros no nos lo parezca.

Si no sabes hacer nada valioso para los demás, abre los ojos y los oídos y estate atento a detectar necesidades que otros quieran cubrir o beneficios que quieran conseguir.  Pregúntales y valora si pagarían dinero por solucionar el problema o conseguir lo que buscan.

En esta fase de búsqueda es importante intentar salir de nosotros y pensar como lo harían “los futuros clientes”.  Es fácil caer en la tentación de crear algo que a mi me gusta y luego aspirar a venderlo, o de adaptar ese posible negocio que he detectado a lo que a mi me es más cómodo, para no tener que trabajar mucho.

Esto suele ser la historia de un fracaso, porque no compramos lo que no queremos.

Empatizar con tus futuros clientes te va a venir muy bien para ofrecerles lo que realmente quieren y desean.

Un producto o servicio creado desde el terreno del cliente hará que estos hagan cola en tu puerta.


 

Hasta aquí este artículo con la cultura popular que nos paraliza.

¿Qué otros refranes, dichos o sentencias conoces tú que no nos dejan avanzar y que ponen trabas en nuestro camino?

 

Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!

Luis


 

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¿Es tu negocio interesante?

De lo que hoy voy a hablar en esta entrada es de una idea que lanza Tom Peters en su libro “Nuevas organizaciones en tiempos de CAOS”, y es la de tener una EMPRESA INTERESANTE (aunque en la horrible traducción a español de la edición que tengo ahora lo hayan traducido como Empresa Curiosa).

Vuelvo a preguntarte ¿es tu negocio interesante?

Con esta pregunta lo que quiero es que te pares a pensar si los productos que fabricas/servicios que prestas son interesantes PARA TU CLIENTE, o si son más de lo mismo que hay en el mercado.  Y aquí no entro a valorar el precio.

Piensa también si la forma de trabajar dentro de tu negocio es interesante.  ¿Tus trabajadores están encantados de ir cada mañana a trabajar?  Es más ¿están deseando que llegue el lunes para volver al trabajo?  (Doy fe que existen negocios así, por suerte.  Lo malo es que son muy pocos negocios).

¿Y las relaciones con tus colaboradores externos?  Proveedores, clientes, …  ¿Son interesantes para ti?  ¿Y para ellos?

La gran mayoría de los negocios de hoy en día son más insípidos que el agua.  Estos negocios no pueden resistir en la economía loca del siglo XXI.  El problema es que aún dependemos de estos negocios para sobrevivir.  Tienen estratégias que hasta un niño diría que están abocadas al fracaso.  El problema es que no hay un niño que “asesore” a estos dueños de negocios.

Ya no sólo si tu negocio es interesante, voy más allá… ¿tu negocio es apasionante?

Tom Peters propone esta lista de ideas para tener un negocio interesante.  No es necesario cumplirlas todas ni hacerlas todas a la vez, pero puedes ir empezado por la que menos trabajo te cueste.

1. Contrata a personas curiosas.
– Tu política de contratación de personal es clave.  Busca pasión, flexibilidad y entusiasmo.
2. Contrata a unos cuantos excéntricos.
– La clave es buscar chiflados que tengan un insaciable “hambre de aventuras”.  No importa que sepa hacer lo que necesitas.  Ya le enseñarás.
– Guy Kawasaki nos pide que convitamos a todo el mundo en exaltados, infatigables, arrolladores y locuaces predicadores.
3. Prescinda de zoquetes, anime a los chiflados.
– Hay jefes con los que todo el mundo se calla cuando entra en la habitación, y otros que todo el mundo se siente mejor cuando entra en la habitación.
4. Busca juventud.
– Los jóvenes son mucho más irresponsables y tienen mayor predisposición a hacer cosas arriesgadas
– Poner en un equipo con gente mayor, para contrastar las cosas arriesgadas con la experiencia.  “Mas sabe el diablo por viejo que por diablo”
5. Insiste en que todo el mundo coja vacaciones.
6. Implanta periodos sabáticos de varios meses para transformarnos y renovarnos.
7. Promueve nuevos modelos de relación.
– El objetivo de la empresa es crear conocimiento.  Es un proceso intelectual, no un proceso de producción.
– Favorece que se relacionen personal de distintas áreas y trafiquen con el conocimiento.
8. Organiza clubes, trae gente de fuera, fomenta programas de formación que se salgan fuera de lo corriente.
– Invita a alguien de fuera del mundo empresarial y de tu sector que esté haciendo algo llamativo.
9. Mide la curiosidad.
– En las evaluaciones anuales-semestrales:
· La cosa más rara que has echo este año fuera del trabajo;
· la idea más insensata que has intentado llevar a cabo en el trabajo;
· la metedura de pata más original que has tenido en el trabajo y fuera de él este año;
· las 5 reglas más estúpidas que se aplican en la oficina.
10. Busca trabajos raros, que te resulten emocionantes.
11. Mírate al espejo.  Si tu no eres curioso tus trabajadores/colaboradores tampoco lo serán.
12. Enseña a ser curioso.
13. Haz divertido el trabajo.  Que a la gente le resulte difícil irse cada tarde de la oficina.
14. Cambia de ritmo.  Haz cosas que no se esperan.  Lleva palomitas de maiz en la próxima presentación de lo que sea.

Esta es una de las maneras de tener clientes interesantes (que compran nuestros productos y servicios interesantes) en el siglo XXI.  Pero por supuesto hace falta más…

 


 

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¿Trabajas por horas o automatizas tu negocio?

O dicho de otra manera ¿trabajas tú para tu negocio o tu negocio trabaja para ti?

Trabajando por horas creces de forma lineal hasta un tope. Este tope es el número de horas que trabajas al día.

Así que por muy caras que cobres las horas siempre tendrás un límite de crecimiento.

Además de largas jornadas de trabajo, pocas vacaciones e imposibilidad de enfermar porque si no tú estás tu negocio no funciona.

Esto es lo que se llama un negocio-empleo.

Trabajando con sistemas automáticos creces de forma exponencial y el límite lo pones tú.

Creas un sistema de procesos que permite que tú negocio funcione sin necesidad de estar siempre presente.

Ahora ya puedes decidir cuántas horas quieres trabajar al día, eso depende de ti, porque tu negocio seguirá funcionando y creciendo para mantener el nivel de vida que quieres.

Esto es lo que se llama un negocio-empresa.

 

¿Cuál elegir? ¿Hay uno malo y otro bueno?

No hay uno bueno y otro malo. Simplemente tienes que saber qué supone cada uno de ellos y elegir.

El sistema de trabajo a elegir (por horas o por procesos) depende de los objetivos que estableciste al crear tu negocio.

Trabajar por horas no requiere mucho esfuerzo empresarial. Te mantienes dentro de tu zona de confort. Implementas algún sistema de ventas que te sea efectivo y vas realizando los pedidos de tus clientes. Como decía antes el límite está en la cantidad de horas que trabajes al día.

Si tú objetivo es vivir realizando labores de forma artesanal (bien sean de productos o de servicios) este es el método de trabajo que debes elegir. Ya sabes que tendrás largas jornadas de trabajo que te quitarán mucho tiempo para lo que tu quieres: tu familia, ocio, descansar, vacaciones, fines de semana…

Sin contar con que tampoco podrás ponerte enfermo porque si no trabajas no ingresas. Trabajando por horas tú eres el único que sabe realizar las tareas de tu negocio.

Los resultados van a llegar a corto plazo. Pero no aumentarán sustancialmente en el futuro.

En cambio trabajar por procesos te va a hacer salir de tu zona de confort … con lo que conseguirás tener una zona de confort más grande donde podrás moverte con mayor libertad y seguir ampliando tus capacidades.

Vas a crear/modificar tu negocio de forma escalable. Quien trabaje contigo va a saber exactamente lo que tiene que hacer en cada momento y que resultado debe conseguir.

Se van a acabar esas largas horas haciendo tareas secundarias, pero necesarias, inherentes de tu negocio.

Tu “sólo” vas a tener que encargarte de tres cosas:

  • Establecer objetivos;
  • Crear y actualizar los procesos;
  • Y tener el equipo (personas) perfectamente preparado.

Quizá así no suene para tanto pero te puedo asegurar que, sobre todo al principio, vas a tener que remangarte las mangas y sudar para conseguirlo. Como te he dicho antes tendrás que salir de tu zona de confort.

Si quieres mejorar la productividad de tu negocio la solución probablemente pase por automatizar sus procesos. Aunque pueda parecer un cambio costoso, se trata simplemente de cambiar la forma en que conducimos nuestra empresa.

Aumenta o manten tus ingresos trabajando menos.

Los resultados van a llegar a medio plazo. Pero a largo plazo se pueden multiplicar y tu carga de trabajo se reducirá en gran medida.

Un saludo,

Luis

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