Aumento mi apuesta. Si queremos delegar tenemos que confiar.
Son términos absolutos. No existe la delegación a medias o semidelegación. O la persona es “propietaria” de la tarea o no lo es. Si el trabajador/colaborador no siente en lo más profundo de su ser que su trabajo le pertenece, no da resultado.
Sin confianza no podemos esperar que las personas se movilicen en busca de valor añadido. El valor añadido que necesitamos para hacer destacar nuestro negocio por encima del resto de ofertas que hay en el mercado.
Delegar no tiene que ser controlar el trabajo de una persona. Si hacemos eso no delegamos la tarea, lo que hacemos es tener un auxiliar que realiza tareas que no nos gustan. Pero tenemos que seguir pendientes de la correcta finalización de las tareas.
Delegar tiene que ser establecer un resultado (algunos (muchos) lo llaman objetivo) y dar responsabilidad, libertad y las herramientas necesarias a la persona para conseguirlo.
Por lo tanto, nuestro trabajo no debe ser controlar el trabajo de otros, si no desarrollarlos y formarlos, hasta que nos quedemos sin aliento, para que puedan lograr ese resultado que les pedimos.
Este artículo pertenece a la serie de los componentes invisibles que producen el éxito de nuestro negocio.
Si acabas de llegar a esta serie de artículos, o si ya los conoces pero quieres recordar la lista de componentes y volver a leer el contenido de los artículos ya publicados, aquí la tienes:
- Tu red de contactos, que es tu salvavidas.
- La gestión de esas personas: parte 1 tu filosofía y parte 2 personas .
- El conocimiento adquirido.
- La comunicación.
- La confianza.
- El desarrollo de productos y servicios.
- Las emociones.
- La imaginación. La creatividad. La osadía para hacer cosas diferentes. El coste de oportunidad.
- Resultado de esta serie de artículos: Programa avanzado de Gestión de lo Invisible.
Delegar
A mi me gustan mucho los refranes. Sintetizan una gran cantidad de sabiduría en unas pocas palabras. Y además, el paso del tiempo demuestra que son ciertos, por eso se mantienen y se convierten en refranes.
Quiero hablar sobre este refrán:
El ojo del amo engorda el caballo.
¿El refrán es cierto?. Sí.
Y no.
Con el paradigma de negocios actual que proviene de la Revolución Industrial, que considera a las personas como meros ejecutores de tareas, sí es cierto. Si las personas no tienen un interés real en su trabajo tenderán a reducir el trabajo al mínimo. Es lógico.
Pero si cambiamos de paradigma y damos a las personas la autoridad para realizar el trabajo según sus criterios, el “amo” podrá desligarse del día a día del negocio y podrá centrarse en desarrollarlo y mejorarlo.
Es decir, tenemos que pasar de controlar a desarrollar.
Si trabajamos con personas a las que tenemos que controlar, vamos a preguntarnos por qué.
¿Es por qué no nos fiamos de esas personas? Pero…
- ¿Es que son gente de poco fiar?
- ¿O es su actitud una respuesta a nuestra actitud?
Si nosotros no nos fiamos de ellos es normal que ellos no se fíen de nosotros.
(Ser el jefe no nos otorga ni aceptación ni confiabilidad.)
Si es culpa de ellos, los tenemos que reemplazar por otras personas cuanto antes. No podemos tener un Pequeño Negocio Escalable con personas que no son de fiar.
Si es culpa nuestra, tenemos que cambiar cuanto antes. No podemos tener un Pequeño Negocio Escalable si no confiamos en las personas.
Si tienes que estar siempre controlando, nunca podrás jubilarte.
Para poder hacer una delegación eficaz en las personas, empleados o colaboradores, (y poder aplicar todas las enseñanzas de los expertos en delegación) tenemos que fomentar en ellos:
- su autocontrol, su autogestión, su autoestablecimiento de objetivos (metas difíciles, claras y coherentes);
- su propio sistema de recompensas (dentro de los parámetros de nuestro negocio);
- su propio reglamento de penalizaciones, si no consiguen los resultados propuestos;
- formación completa para que puedan desarrollarse y puedan alcanzar los objetivos;
- su propio control de calidad, con los procesos de medición, supervisión y mejora. No hay nada más satisfactorio que el trabajo bien hecho.
Fomentando los puntos anteriores impulsamos la capacidad de liderazgo en las personas que componen nuestro equipo.
Sino, terminarán teniendo mentalidad de subordinado y no se responsabilizarán de la calidad del producto o servicio.
Como leerás en el artículo de la próxima semana: el mejor marketing no es publicidad, es un producto bien diseñado y notable. Y un producto o servicio así lo consigues con las personas que interactúan directamente con él.
Confiar
Todos tenemos derecho a que se confíe en nosotros.
¿Cómo podemos transmitir esa confianza? Por ejemplo, preguntando ¿Y a ti que te parece?
CONFIANZA es la capacidad de hacerse vulnerable, abandonándose deliberadamente en las manos de otra persona.
Por lo tanto, para confiar tienes que aceptar el fracaso. Esto es básico, elemental. Cuando confiamos en otra persona nos ponemos en una situación de inferioridad con respecto a él o ella.
Confiar no significa no ser exigente. Al revés, cuando confías en alguien debe subir tu nivel de exigencia para poder seguir confiando en esa persona.
Friedrich Nietzsche dijo:
Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré confiar en ti.
Confiar significa responsabilidad. Y esa responsabilidad es obligatoria para respetar a la persona y su dignidad personal. Por lo que es necesario transferir esa exigencia a la otra persona para que sea exigente consigo mismo.
La confianza consolida la comunicación circular, de la que puedes leer en el artículo de la semana pasada, cuando describo la Cultura C.
Si asumimos que comportamiento genera comportamiento, entonces Confianza genera Confianza.
De lo que se deduce que Confianza = Actitud.
NUESTRA ACTITUD.
Un líder debe regalar confianza en el contrato
Cuando contratas a alguien (empleado o colaborador) debes confiar en su buen criterio para hacer las tareas, ¿sino por qué le has contratado?
Los dos mayores estimulantes de motivación de los empleados/colaboradores son:
- que sientan que tienen el control de su trabajo; y
- que vean que su trabajo sirve para conseguir el objetivo del negocio.
Existen muchos dueños de negocios piensan que sus nuevos trabajadores/colaboradores se tienen que ganar su confianza.
Así que, además del estrés de empezar en un nuevo trabajo se suma estrés de tener que ganarse la confianza del jefe, lo que hace que el nuevo trabajador/colaborador esté más pendiente de otras cosas que de realizar bien su trabajo.
Si desde el principio le regalas tu confianza, este nuevo trabajador se adaptará más rápidamente a tu negocio y será más productivo en menos tiempo.
(Y te recuerdo que igualmente se va a ir de tu negocio si quiere hacerlo. Son las personas no productivas las que se quieran quedar en tu negocio, y eso es malo para ti.)
¿Qué actitud tienes frente a los demás? ¿Confías en ellos de primeras? ¿Los demás podemos confiar en ti?
Un saludo,
Luis
¿Tienes Estrategias para Poner al Cliente en el Centro?
Puedes incrementar el servicio, la productividad, el conocimiento, el cambio y la rentabilidad de tu empresa. Te ayudo a identificar lo que añade valor a tus procesos, a tus productos y servicios y potencia el trabajo de tu equipo.
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