La Universidad se ha Quedado en un Ministerio

Es triste, pero es así.  Y somos muchos los que lo pensamos.  Incluso profesores universitarios.

(En este artículo trato el tema universitario de forma generalista.  Existen honrosas excepciones que, según mi criterio, están haciendo las cosas bien.  Ya sabes que generalizar es la mayor de las injusticias.)

Las universidades, salvo honrosas excepciones, como MIT (la que parece en la imagen), se han quedado en meros centros de poder, económico y político, y han dejado de ser centros para el fomento de la investigación y la formación de los futuros trabajadores del mundo.

Y no me refiero a que son como ministerios sólo por las estructuras tan anquilosadas y burocratizadas que tienen.  No.  Lo digo por la complacencia que tienen en sí mismas.  Porque se han convertido en entes endogámicos que se cierran a lo que pueda hacer peligrar la situación de confort de las personas que están dentro.

Tampoco lo digo por los estudiantes universitarios (al menos la mayoría), que son los más perjudicados de esta situación.  Una situación de la que también tiene la culpa los gobiernos políticos de los países que no hacen nada por cambiarlo.

No sirve con una mera reestructuración interna.  Ese no es el problema.  Modernizar la universidad no es reducir su estructura, como nos quieren hacer ver algunos.

Reducir las estructuras organizativas es algo que la empresa privada lleva haciendo desde 2008 y era algo natural que llegase a las instituciones públicas.

 

Formación desactualizada

La Unión Europea maneja estimaciones que en unos 10 años habrán desaparecido el 70% de los puestos de trabajo tal y como los entendemos actualmente a manos de los ordenadores y los robots.  Sectores enteros desaparecerán como fuente de generación de empleo.

Muchos expertos consideran que ni siquiera conocemos qué puestos de trabajo serán los necesarios.  No se sabe en qué ni cómo vamos a trabajar.

Y aún así las universidades (apoyadas por el sistema político) siguen ofreciendo grados, posgrados, doctorados, másters, etc. de varios años de duración.

Actualmente la cantidad de información que existe en el mundo se duplica cada dos años (la velocidad de creación de información está aumentando).  Y gran parte de esa información es accesible libremente por Internet.

Por lo que, en el mejor de los casos, que es un alumno que esté estudiando cuatro años, su título ha perdido valor formativo en dos ciclos.  Si está más años estudiando, más valor formativo pierde.

Porque la velocidad de actualización del contenido de los programas, salvo honrosas excepciones, es mucho menor que la creación y actualización de información.

El sistema actual está basado, salvo honrosas excepciones, en un sistema inductivo en el que el profesor “vomita” lo que sabe y los alumnos tienen que repetírselo.  Siempre con un resultado esperado por el profesor.

En las ciencias exactas el resultado es el que tiene que ser y ¿no hay otra opción?.  Pero el método para obtener ese resultado no tiene por qué ser único, preseleccionado por el profesor.

Hay muchas otras ramas formativas inexactas en las que el resultado no tiene por qué ser exacto, y mucho menos predefinido por el profesor.  Por ejemplo, en la gestión de empresas, que es lo que “yo domino”, la solución para una empresa no tiene porque ser la misma que para otra empresa, aunque la situación sea igual.

El conocimiento en sí mismo no tiene valor.  Lo que tiene valor es la aplicación que realizamos de ese conocimiento.

Si en la universidad sólo nos enseñan a adquirir conocimiento pero no facilitan experimentar las posibilidades de aplicación de ese conocimiento, llegaremos al mundo laboral con unos conocimientos teóricos, que en la práctica difieren poco o mucho de su aplicación en el mundo real.

 

El Futuro de la Formación

Leo en algunos foros que el futuro de las universidades pasa, en gran medida, por adaptarse a la tecnología e impartir la formación online.

Yo considero que esa no es la solución para las universidades.  Por supuesto que se tienen que adaptar a la tecnología.

Eso de poder estudiar desde tu casa, a tu ritmo, sin necesidad de estar presente en las aulas, es algo que a muchos de los que estudiamos y trabajamos a la vez nos facilita seguir aprendiendo.

El sistema por el que se accede al conocimiento no es la solución para el sistema universitario. La solución es que las universidades ofrezcan el conocimiento que se necesita para el futuro.

Actualmente no lo hacen.  Según el proyecto Eleadership de la Unión Europea, únicamente el 0,009 de los programas formativos en Europa (universidades y escuelas de negocio) preparan para las habilidades que consideran se necesitarán en el futuro.

Vale, hasta aquí bien.  ¿Pero qué conocimiento pueden ofrecer las universidades si no sabemos  con certeza cuales son las habilidades y conocimientos que se necesitarán en el futuro?

La investigación.  El origen de la universidad es investigar nuevo conocimiento para transmitirlo a la humanidad.  Creo que son las universidades las que deben estar en la punta de la lanza a la hora de investigar hacia donde evoluciona la humanidad.

Y a partir de ahí poder desarrollar el conocimiento necesario para desarrollar esas habilidades que necesitarán las empresas del futuro (ya casi presente) para seguir siendo productivas.

Pero en las universidades cada vez se investiga menos.  De acuerdo, no hay dinero ni público ni privado para investigar (hablo de España).  Lo sé.  Pero lo que tampoco hay es voluntad, salvo honrosas excepciones, para investigar.

Y como ejemplo pongo a Santiago Ramón y Cajal, único premio Nobel en medicina otorgado a España (Severo Ochoa también lo ganó pero se otorgó a Estados Unidos.  La fuga de cerebros no es algo que ocurra sólo ahora 🙁 )

RTVE hizo una serie de nueve capítulos sobre la vida de Ramón y Cajal que te recomiendo encarecidamente para este verano.  Puedes verla aquí.

¿Y tú que opinas sobre la función actual del sistema universitario y otras entidades de formación superior?

 

Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!

Luis


 

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La Investigación es la Clave (mis Nuevos Servicios)

Últimamente se habla mucho de innovación.  Y eso está bien, hay que innovar.  Por supuesto siempre se lo digo a todas las personas con las que me relaciono.  Hay que ser innovador.

¡Pero ojo!  que ser innovador no está reservado sólo para las grandes compañías tecnológicas como Google, Apple o Microsoft; ni para las startups de chavales brillantes.  Todos podemos ser innovadores en nuestros negocios, por pequeño o grande que seamos.

Creo que fue en la web de la Agencia Española de Investigación e Innovación, donde recogí está definición de lo que es la innovación, que me encantó.

INNOVACIÓN

TODO CAMBIO no sólo tecnológico

BASADO EN EL CONOCIMIENTO no sólo científico

QUE APORTE VALOR no sólo económico

Por lo tanto cualquier cosa que mejores en tu negocio y que te aporte valor, ya sea aumento de beneficios, como reducción de tiempo en ejecución de tareas o cualquier otra aportación de valor, es una innovación.

Vale muy bien hasta aquí.  Puedes encontrar mucha información sobre innovación por poco que busques en Internet.

Esta definición recoge un aspecto que para mi es fundamental para que la innovación sea exitosa y que, creo, es algo que casi siempre se olvida.

Solemos innovar fundamentándonos en lo que “creemos” que pueden querer nuestros clientes (y para esto algunos esgrimen el comentario de Steve Jobs de que la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas u otros por el estilo.)

Esto no es así, el cliente sabe perfectamente lo que quiere, o al menos lo que le duele, otra cosa es que no sepa expresarlo correctamente.  Y ahí tenemos que estar nosotros para saber “descubrir” que es lo que realmente quiere (sobre esto escribiré más adelante).

Así que para que la innovación sea exitosa…

 

El elemento fundamental es la investigación

Puedes investigar sobre muchas materias.  Aquí te presento tres de esas materias.

 

Investigación sobre cómo es nuestro cliente.

¿Nuestro mercado es difuso?  ¿Nuestro cliente puede ser cualquier persona o empresa? ¿Tienes identificadas cinco cualidades específicas de tu cliente ideal?  Y no me refiero a una segmentación socio-demográfica.

¿Comprendes qué es en lo que realmente creen y a qué le tienen miedo tus clientes?

La típica segmentación socio-demográfica de los clientes ya no vale.  Tenemos que descubrir cuál es el motivo por el que la gente hace las cosas.  Descubrir esa emoción primaria que le lleva a tomar decisiones.

Una vez que sepamos por qué toman decisiones, podemos hacer palanca sobre esa emoción y dirigir ese movimiento hacia nuestro negocio o empresa.

 

Investigación sobre qué es lo que quiere el cliente.

¿Sigue queriendo lo mismo que le ofrecemos desde hace varios años? ¿Quiere algo distinto (y no se va por pereza, pero terminará yéndose a la competencia)? ¿Sigue queriendo lo que tenemos pero habría que actualizarlo?

¿Tus clientes recomiendan enfervorecidamente tus productos o servicios? ¿Tus productos o servicios son fascinantes?  ¿O sólo son uno más?

El mejor marketing es un producto bien diseñado y notable.  Esto es lo que permite que se pueda iniciar el boca a boca, que hasta el momento es el mejor tipo de marketing que existe.  LA RECOMENDACIÓN.

Que tus productos o servicios hagan lo que dices que hacen, sin errores, eso no reseñable (lo siento 🙁 ).  Pero lo que sí que es reseñable es que tu cliente diga: –“UAU, ¿cómo saben que yo quería eso, si nunca se lo pedí?

Tenemos que trabajar desde la base, que es que nuestros productos y servicios funcionen correctamente, e investigar para saber qué es lo que sorprenderá a nuestros clientes.

 

Investigación sobre quién se relaciona con el cliente.

El 90% del éxito de tu negocio o empresa es intangible.  Se produce en la red de contactos. Así que es fundamental pulir nuestro comportamiento con ell@s, saber cómo recopilar información valiosa para crear nuestros productos y servicios.  Dominar cómo nos comunicamos.

La dirección no consiste en controlar a la gente.  Más bien consiste en permitirles que colaboren.

Y la colaboración se ha postulado como una de las más grandes metacompetencias actuales y de cara al futuro próximo en entornos de empresas y de negocios.

La colaboración con todos los integrantes de nuestra red de contactos: empleados, clientes, proveedores, colaboradores y otras personas que conozcas que no se puedan catalogar en los anteriores.

El nuevo paradigma de negocios es que éstos se basan en personas, no en los números de una hoja de cálculo.

 

Yo puedo ayudarte

Como ves, antes de ponerte a innovar, tienes una primera labor por delante que es investigar.

Como toda investigación tiene que ser meticulosa y tener su metodología.

Es posible que esto no sea lo tuyo y que no te veas capaz tú sol@ de empezar a investigar.  Sí, las cosas han cambiado desde que abriste tu negocio o empresa, pero ese no puede ser un pretexto para  no sacar adelante tu negocio.

Si tú no te ves con las fuerzas para hacerlo, yo puedo ayudarte.

Puedo ayudarte a investigar y descubrir esos nichos de clientes para saber qué es lo que buscan y que puedas ofrecérselo.

También puedo ayudarte a investigar cómo renovar tus productos y servicios para adaptarlos a los nuevos gustos y necesidades de tus clientes.

Y por último, igualmente puedo ayudarte a investigar en el desarrollo profesional de tu equipo para fomentar la excelencia en tu negocio o empresa y, por extensión, la satisfacción de tus clientes.

En mis diecisiete años de experiencia he ayudado a muchos otros dueños de negocios, empresarios o profesionales como tú a investigar en sus problemas para que luego la innovación y mejora salga de forma natural.

Utilizo metodologías y herramientas novedosas para ayudarte con la investigación necesaria para que puedas desarrollar esas innovaciones inevitables e incorpores tu negocio o empresa al nuevo modelo económico de este siglo.

Si quieres saber más de en qué y cómo te puedo ayudar puedes ir a mi página de Servicios directos o bien contactar conmigo y hablamos.

 

Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!

Luis


 

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