¿Crees que No Tengo Nada Mejor que Hacer que Esperarte?

En muchas más ocasiones de las que me gustaría me hacen esperar innecesariamente.

(Una de las cosas que peor llevo yo es tener que esperar.  Cada uno tenemos nuestras manías 🙂 )

No me molesta tener que esperar porque tengan sus plazos de entrega.  Me molesta cuando tengo que esperar porque alguien se siente importante por el mero hecho de hacerme esperar.

(Así que si me hacen esperar sin razón aparente me molesta aún más.  Qué le voy a hacer, soy así.)

Alimentan su ego, se sienten importantes, pero no se dan cuenta del daño que se hacen a ellos y a su empresa (sea empresario o trabajador).

  • Hacerte esperar para ser atendido porque está haciendo cualquier cosa que puede hacer más tarde.
  • Hacerte esperar para que realicen el trabajo que has encargado y que ya ha cumplido el plazo de entrega comprometido.
  • Hacerte esperar para que te den esa información que necesitas.
  • Ser incapaz de tener la empatía suficiente como para dar al botón responder y escribir “Recibido” cuando envías una documentación importante para ti y saber que ha llegado.

En definitiva, hacerte esperar para sentirte importantes, para sentirse superiores a ti y hacer ver que “estas en sus manos”.

(Que no se me den los aludidos los que no lo hacen por sentirse importantes, pero antes valora si realmente no lo haces para alimentar tu ego.)

Yo tengo mi manera de comprobar quien me hace esperar por necesidad o por sentirse importante.  No es una fórmula exacta ni comprobada científicamente.  Está basada en mi experiencia.

Si me informan sobre la situación del “caso”, retrasos, problemas, imprevistos, etc., yo considero que no es por hacerse los importantes.  Hace tiempo escribí sobre la importancia de informar.

Los que se hacen los importantes tienen la necesidad de que les preguntes.  De saber que dependes de ellos.

 

Informa Rápidamente

Aunque yo no hago apología de la tecnología, creo que una de las ventajas que tiene es que nos permite tener informados a los clientes.

Por poner un ejemplo, las compañías de mensajería (que sufrirán grandes cambios y reducción de personal trabajador, no por la tecnología en sí, sino por el comportamiento de sus trabajadores, que deja mucho que desear.  Se creen muy importantes.)

No sé si en todas, pero ahora las compañías de mensajería te permiten saber la situación de un envío en tiempo real desde su web.

Introduces la referencia de envío y puedes ver si ha salido de la ciudad de envío, si ya está en la ciudad de destino, si está en reparto, incidencias, etc.

Además de ser una, para mi, ventaja competitiva respecto a las que no dan este servicio (si es que queda alguna) les ha quitado una gran carga de trabajo de soporte telefónico de personas que preguntan por la situación de su envío.

En un mundo como el actual en el que tener y mantener ventajas competitivas cada vez cuesta más, las pequeñas y medianas empresas tenemos que centrarnos en otras variables para aportar valor.

Una de ellas, para mi, es la atención por los detalles.  Algo que a medida que la empresa es más grandes es más difícil de hacer.

Un caso-ejemplo sufrido en primera persona.  IKEA.  Una empresa que me encanta (encantaba) por la atención al cliente y los procesos optimizados que tiene.  Hasta que compras una cocina con ellos.

Como tengas un problema con el departamento de cocinas, éste se multiplica hasta el infinito y más allá.  Falta de atención, falta de interés, no recibir las llamadas prometidas, falta de información interna y externa hacia nosotros, malas contestaciones…

 

Te Adelantarán por la Derecha

Coincido con muchos profesionales de la transformación digital en que lo importante de esta transformación son las personas (como en cualquier otra transformación), no la tecnología.

La tecnología no es más que una herramienta más para dar servicio a las personas.

Además de servicios personalizados y otras de las muchas ventajas que nos da la tecnología, una de ellas es mantenernos informados.

Es posible que no tengas dinero suficiente para hacer una inversión en tecnología, pero seguro que sí puedes mantener informados a tus clientes, aunque sea por correo electrónico o teléfono.

La Calidad no es tener un producto o servicio correcto.  La Calidad es una actitud.

Una actitud de Calidad es hacer ver a tu cliente que el importante es él/ella, no tú. 

Sino, cuando quieras darte cuenta, alguna empresa te habrá adelantado por la derecha y ni te habrás enterado.

Este artículo no va dirigido únicamente a empresarios.  También es para esos trabajadores que creen que tienen mucho trabajo y que entorpecen y retardan los procesos para sentirse importantes.

Todos necesitamos sentirnos importantes.

Vamos a conseguir ser importantes porque aportamos valor y no pueden vivir sin nosotros, no porque molestamos y no quieran vivir con nosotros.

¿Aportas valor o molestas?

 

Un saludo y qué tengas una fantástica semana,

Luis

 

Imagen de Clem Onojeghuo

 


 

¿Tienes Estrategias para Poner al Cliente en el Centro?

Puedes incrementar el servicio, la productividad, el conocimiento, el cambio y la rentabilidad de tu empresa.  Te ayudo a identificar lo que añade valor a tus procesos, a tus productos y servicios y potencia el trabajo de tu equipo.

 

Escríbeme un correo y cuéntame lo que quieras.

Qué tal te va, qué dificultades tienes, qué te ha parecido este artículo, si has aplicado algo y te ha ido bien. O si no te funciona como esperabas.

Aprovecha para comentarme sobre qué temas te gustaría que hablase. Lo que quieras. Quiero hacerte tu día a día más fácil.

Si te ha gustado, suscríbete a mi boletín para recibir todas las semanas más consejos e ideas directamente en tu bandeja de entrada.

Suscríbete ahora

Cuánto Nos Gusta Darnos Importancia

En mi opinión es otro de los grandes errores que comenten muchos empresarios y profesionales, por cuenta ajena o independientes.

Pensar que lo que hacemos es importante para los demás.  Ya no sólo importante, sino fundamental.

Creo que algunos utilizan ese exceso de importancia como “estrategia comercial” y otros lo utilizan únicamente para alimentar su ego.

Es algo inherente al ser humano, creo yo, alimentar nuestro ego pensando que lo que hacemos es importante.

¿Cómo vamos a hacer algo que no tenga valor? ¿Cómo no va a servir para nada lo que hacemos?

Esto lo he vivido recientemente cuando me he acercado a gente que son profesionales en protocolo y organización de eventos.

Alguno de estos profesionales dicen que el protocolo es una ciencia.  Otros lo catalogan como un arte.

Lo siento.  No es más que una serie de normas basadas en la experiencia, el sentido común y en la necesidad de alimentar otros muchos egos, los de los asistentes e invitados a los eventos.

Otro ejemplo de sentirse importante son los cargos profesionales que algunos se ponen.  No tienes más que darte una vuelta por Linked In.

Este sentimiento de importancia nos hace perder el foco de la realidad.

Está claro que todos somos expertos en lo que hacemos.

Conocemos todas las ventajas y beneficios que podemos aportar a nuestros clientes o a la empresa en la que trabajamos.

Todo el dinero que los que no son nuestros clientes podrían ganar (o dejar de gastar) con nuestros productos y servicios.

No nos explicamos que ellos no lo vean.  No nos explicamos que no compren nuestros productos o que no contraten nuestros servicios.

¿Por qué puede ser esto?

Muy importante es el mensaje comercial que damos, que suele estar orientado más hacia la competencia que a nuestros clientes, como puedes leer en el enlace que he tienes un poco más arriba.

Aunque en mi opinión, esto no es el principal motivo.

 

Nuestra Batalla Interior

Requisito imprescindible es crear nuestro mensaje comercial desde el terreno del cliente.

Después de esto tenemos que comprender que todos tenemos nuestra vida y nuestras situaciones.  En definitiva, los clientes viven en su realidad que no es la misma que la nuestra.

Para cada uno de nosotros es difícil poder abstraernos de nuestra realidad.  Lo mismo le pasa a nuestros clientes.

La comunión de la niña.   Un familiar que se pone enfermo.  Actividades no confesables que nos hacen quedarnos sin dinero.  Hijos preadolescentes que hasta ahora habían sido muy buenos pero empiezan a revelarse…

Contratos de exclusividad.  Tener el foco en otras áreas de negocio.  Otros paradigmas.  Miedo a lo nuevo.  Envidia de la competencia.  Copiar estrategias que han funcionado a otros.  La zona de confort

Las batallas interiores no las tienen únicamente las personas, también la tienen las empresas (por si estabas pensando que tú vendes a empresas y que esto no te afecta).

El reto para un pequeño empresario o dueño de negocio es encontrar la manera de poder encajar nuestros productos y servicios en la batalla de nuestros clientes.

Por eso todos los expertos en ventas y en marketing nos dicen que busquemos un cliente ideal que tengan todos un mismo problema a solucionar o beneficio a cubrir.

Clientes que tengan una batalla interior similar para que podamos ofrecer la solución a un conjunto de personas o empresas suficientemente grandes como para crear un negocio de éxito y escalable.

El error que se comente muchas veces es crear nuestra propuesta de valor pensando en las características de nuestros productos y servicios y en los beneficios racionales que van a conseguir.

Sí, nos damos cuenta de los beneficios que vamos a tener por las características de tu producto o servicio.  Y aún así no lo compramos.

 

Para Terminar

El “problema” es que somos animales emocionales y que tomamos las decisiones desde las emociones, no desde la razón.

Llegados a este punto debemos darnos cuenta que nuestra vanidad de sentirnos importantes no nos reporta ningún beneficio.  Son los árboles que no nos dejan ver el bosque.

Los pequeños empresarios y profesionales independientes tenemos la ventaja de poder hablar directamente con nuestros clientes.  Llegamos directamente a la fuente de información.

Toda esta información que recogemos pasa a través del filtro de nuestro sistema de creencias, que moldea la información.

Debemos evitar la tentación de adaptar esa información para “demostrar” nuestros supuestos iniciales y seguir justificándonos y persistiendo en nuestros errores.

Si nuestra empresa o negocio no va mejor es porque no sabemos entrar en la batalla interior de un número suficiente de personas para tener el negocio que mantenga el estilo de vida que queremos tener.

Me da mucha rabia cuando entro en comercios de barrio y únicamente se dedican a despacharme lo que pido.

¿Es legítimo que se quejen de la situación económica?… Cada uno tenemos nuestra opinión al respecto.

 

Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!

Luis


 

¿Tienes Estrategias para Poner al Cliente en el Centro?

Puedes incrementar el servicio, la productividad, el conocimiento, el cambio y la rentabilidad de tu empresa.  Te ayudo a identificar lo que añade valor a tus procesos, a tus productos y servicios y potencia el trabajo de tu equipo.

 

Escríbeme un correo y cuéntame lo que quieras.

Qué tal te va, qué dificultades tienes, qué te ha parecido este artículo, si has aplicado algo y te ha ido bien. O si no te funciona como esperabas.

Aprovecha para comentarme sobre qué temas te gustaría que hablase. Lo que quieras. Quiero hacerte tu día a día más fácil.

Si te ha gustado, suscríbete a mi boletín para recibir todas las semanas más consejos e ideas directamente en tu bandeja de entrada.

Suscríbete ahora

Ego o la Arrogancia de Sentirnos Importantes

La semana pasada decía que para crear las necesarias estructuras en red dentro de cualquier negocio, sea cual sea su tamaño, muchos deberán dejar aparte su EGO.  Si quieres una definición más extensa del ego haz clic aquí.

Hay, el ego.  Eso que sólo tenemos los humanos (como especie animal) y que nos ha dado tantos quebraderos de cabeza al meternos en tantos líos.

Y es que en nuestro negocio también tenemos el ego muy subido.

¿Qué % de nuestro trabajo es “la arrogancia de sentirnos importantes”?

Seamos sinceros.  No nos autoengañemos.

Ese tener todo el día el teléfono encima de la mesa por si nos llaman.

Ese coger el teléfono en mitad de una reunión, o curso, o con la familia o donde quiera que estemos.

O también, esa creencia de que sólo nosotros podemos hacer “bien” el trabajo.

Hasta hace pocos meses yo creía que el ego había que reducirlo.  Pero David Rubiato me enseñó que lo que hay que hacer con el ego es saber canalizarlo (yo no voy a profundizar sobre esta canalización porque soy un profano en la materia.  Zapatero a tus zapatos.)

Analicemos nuestro día a día y busquemos esos puntos de ego que nos impiden tener un negocio trabajando para nosotros.

Pero esta arrogancia de sentirnos importantes, este ego desmedido va mucho más allá.  Y nos puede meter en más problemas de los que creemos.

A mi me gusta diferenciar entre ego interno y ego externo.

 

Ego interno

Es el ego de los ejemplos que he puesto un poco más arriba y que nos hace creer que sólo nosotros somos capaces de hacer las cosas bien.  Es el ego, la arrogancia del Doctor House que le hace competir con Dios.

Estar todo el día enganchado al teléfono, con el ordenador, la tablet o, peor aún, las todas las cosas todo el día encima.  ¿No has ido alguna a vez a un curso y alguien está todo el rato con el teléfono, la tablet y el ordenador como un hombre orquesta?

Con esta manera de pensar nunca podremos dejar de trabajar por horas.

Constantemente queremos hacerlo todo y, o bien haremos pocas cosas, o bien no las haremos con la calidad suficiente.

¡Vamos a dejar que nuestros empleados (los que tengan) y que nuestros colaboradores saquen todo el potencial que tienen dentro y vamos a dejarles hacer lo que mejor saben hacer!

Nos sorprenderá la capacidad que tiene la gente de hacer las cosas bien, ¡incluso mejor que nosotros!.

Una vez pregunté a una persona que prestaba servicios externos de RRHH qué podía escalar de su negocio.  Me dijo que todo menos su forma de trabajar.  Ahí es donde se equivoca.  Si su forma de trabajar es su diferencia competitiva, es lo que tiene que escalar.

Así que motiva a tus trabajadores/colaboradores y dales confianza.

Y si realmente piensas así (ahora te hablo a ti directamente), si piensas que eres imprescindible, pregúntate ¿qué tanto por ciento de eso es arrogancia?

 

Ego externo

Pero hay un tipo de ego que es peor aún para tu negocio.  El ego externo.

Si una imagen vale más que mil palabras, no te quiero ni contar lo que vale de más un vídeo.  El vídeo que verás a continuación es un extracto de un capítulo de dibujos animados que ven mis hijos.

Muestra perfectamente y en clave de humor, algo que ocurre mucho más de lo que parece (desgraciadamente para quien se comporta así) porque luego se pregunta que por qué no le duran los clientes.

¿Eres como el Viejo duende sabio?

 

¿Escuchas a tus clientes?  Vale que tú eres el profesional, pero… ¿te percatas de todo el daño que te estas haciendo?  ¿Cuántas veces nos sentimos molestos por que nos traten así?

Yo ya me he cansado.  No sé por qué será pero ya no lo tolero más.

Sí, no tengo conocimientos de su sector profesional, por eso quiero contratar sus servicios.  Pero también quiero que me traten con respeto.  Pregunto y opino todo lo que quiero, que para eso soy el cliente.

Y no digo esto último porque el cliente tenga siempre la razón, porque no estoy de acuerdo con esta frase, sino porque como cliente que soy, soy el que paga.  Y si me siento molesto me buscaré otro profesional que me resuelva el problema.  Y que será al que pague.

Como cliente no quiero que me den la razón porque sí.  Pero tampoco quiero que me menosprecien porque no sé de lo suyo.

Como ya decimos cada vez más gente, la situación ha cambiado.  Los clientes cada vez tenemos más alternativas para solucionar nuestros problemas o para lograr los beneficios que buscamos.

Cada vez tenemos más información a nuestro alcance para tomar decisiones y para contrastar esa misma información.

Personalmente creo que quien trata a sus clientes como el Viejo duende sabio es porque se sienten fastidiados.  Creo que piensan cosas así: –“…ya me está haciendo perder el tiempo, con la de cosas que tengo que hacer…”“…y este/a qué sabrá si aquí el profesional soy yo…”

Esa época ya ha pasado y el que siga pensando así se seguirá quedando atrás.

Y además las cosas que no saben nuestros clientes pueden ser otra fuente de ingresos.

 

Un saludo y ¡qué tengas una gran semana!

Luis


 

¿Tienes Estrategias para Poner al Cliente en el Centro?

Puedes incrementar el servicio, la productividad, el conocimiento, el cambio y la rentabilidad de tu empresa.  Te ayudo a identificar lo que añade valor a tus procesos, a tus productos y servicios y potencia el trabajo de tu equipo.

 

Escríbeme un correo y cuéntame lo que quieras.

Qué tal te va, qué dificultades tienes, qué te ha parecido este artículo, si has aplicado algo y te ha ido bien. O si no te funciona como esperabas.

Aprovecha para comentarme sobre qué temas te gustaría que hablase. Lo que quieras. Quiero hacerte tu día a día más fácil.

Si te ha gustado, suscríbete a mi boletín para recibir todas las semanas más consejos e ideas directamente en tu bandeja de entrada.

Suscríbete ahora

Ego versus Resultados

La obligación de cualquier empresa es la rentabilidad, en mi opinión. Los resultados.

Otros defienden que la obligación de las empresas es el crecimiento. Es otra opinión. Totalmente respetable, como cualquier opinión que se plantea con educación y respeto.

Pero detrás de este planteamiento yo me pregunto ¿qué % de sentirse importante hay?

Vemos casos de empresas (startups tecnológicas) que lo único que quieren es crecer. Crecer en número de usuarios, crecer en número de países en los que operan, etc.

Son empresas que durante muchos años están en pérdidas. (Es normal tener pérdidas al principio, pero también es normal intentar limitarlas lo máximo posible).

Sus planteamientos son ser los líderes mundiales. Tener cientos de millones de usuarios. Levantar rondas de financiación millonarias…

Prefieren crecer a la rentabilidad.

Planteamientos totalmente válidos y respetables. Cada uno hace con su dinero lo que quiera, faltaría más.

Pero detrás de estos planteamientos yo me pregunto ¿qué % de recibir notoriedad hay? ¿qué % de ser conocido a nivel mundial hay? ¿qué % de ego hay?

 

Menos ego y más resultados

Se lanzan mensajes erróneos. Presentan a los emprendedores estas empresas tecnológicas como casos de éxito. Ejemplos a imitar.

Fomentan el emprendimiento tecnológico como la solución del futuro. Sí que es cierto que es un sector con mayor potencial de crecimiento en las próximas décadas, sino el que más.

Pero el número de fracasos es enorme. El 99% no lo consiguen.

En mi opinión confunden a los nuevos emprendedores que lo que quieren es montar un pequeño negocio. Los embaucan con cantos de sirenas. Un negocio debe estar basado en la rentabilidad y no en el crecimiento.

Por mi trabajo analizo mucha de esa oferta formativa, de esa oferta de asesoramiento, de mentorización, de consultoría, aceleradoras, incubadoras, preincubadoras, etc.

Pero detrás de toda esa oferta formativa y de ayuda yo me pregunto ¿qué % de ego hay? De ese ego para decir –“Yo les ayude al principio. No son rentables, pero son grandes”. (Qué pensaría Freud de esto)

La propuesta formativa se basa en modelos de crecimiento y no de rentabilidad.

Los que nos dedicamos en mayor o menor medida a trabajar y formar emprendedores y pequeños empresarios tenemos que presentar esta realidad de enfocarse en la rentabilidad que será la que les aporte verdadero valor a sus negocios.

Esto es invertir en futuro, en prudencia, en realidad, en aportación de valor, en resultados, en impacto social. ES INVERTIR EN NO PRIORIZAR EL EGO VERSUS LOS RESULTADOS.

Quizá si se cambiase la propuesta formativa hacia la rentabilidad no cerrarían más del 80% de los nuevos negocios en menos de 2 años.

Y para justificar esto nos quieren presentar el fracaso como algo cool. Pues no. EL FRACASO ESTÁ SOBREVALORADO. Se aprende mucho más del éxito que te indica lo que SI tienes que hacer, que del fracaso que sólo te indica que eso que has hecho está mal. Pero esta es otra historia.

Ya os he comentado en alguna ocasión que nosotros estamos trabajando en la vía de ayudar a ser rentables, y luego si quieres crecer, crece. Puedes ver estas entradas relacionadas aquí y aquí.

Como muchas cosas, se ha retrasado. Queríamos presentarlo en junio pero no has sido imposible. Nueva meta: septiembre 2015.

No. Crecimiento sin rentabilidad no es lo correcto.

Creo que esto es algo importante sobre lo que reflexionar este verano.

En mi opinión.

P.D.: Para esto durante el mes de julio voy a presentaros 4 libros que considero fundamentales para asentar la idea de que la finalidad de cualquier negocio es la rentabilidad.

P.D.2: Chicos, las mujeres en esto nos tienen mucho terreno ganado. Debemos dejar atrás el ego.

Si te ha gustado el artículo no te olvides de compartirlo en tus redes

Luis


 

¿Tienes Estrategias para Poner al Cliente en el Centro?

Puedes incrementar el servicio, la productividad, el conocimiento, el cambio y la rentabilidad de tu empresa.  Te ayudo a identificar lo que añade valor a tus procesos, a tus productos y servicios y potencia el trabajo de tu equipo.

 

Escríbeme un correo y cuéntame lo que quieras.

Qué tal te va, qué dificultades tienes, qué te ha parecido este artículo, si has aplicado algo y te ha ido bien. O si no te funciona como esperabas.

Aprovecha para comentarme sobre qué temas te gustaría que hablase. Lo que quieras. Quiero hacerte tu día a día más fácil.

Si te ha gustado, suscríbete a mi boletín para recibir todas las semanas más consejos e ideas directamente en tu bandeja de entrada.

Suscríbete ahora